Observando la forma en que los pastores rurales describen su ministerio. A menudo, se disculpan. Suponen que sus iglesias son deficientes porque tratan de adherirse a una noción de viabilidad que no fue diseñada para sus comunidades o contextos. Con el pensamiento presionado por la mentalidad de «crecer o desaparecer», quieren atraer a más personas a la adoración, incluso cuando la población de su comunidad está estancada. O pretenden lanzar programas para jóvenes en medio de nuevas comunidades de jubilados.
Estas iglesias necesitan mejores indicadores de lo que significa prosperar. Creo que una congregación rural vital es aquella que reconoce y actúa en función de su capacidad para guiar a una comunidad más amplia a participar en el Reino de Dios. Esta es, creo, una visión teológica, social y evangélica para la iglesia rural. Hay tres indicadores que pueden ayudar a las congregaciones a mantener esa visión y a recuperar una narrativa de vitalidad.
1. UNA IGLESIA RURAL PRÓSPERA TIENE UNA CLARA IDENTIDAD TEOLÓGICA.
Cada organización necesita tener claro el enfoque y la misión, entorno a los cuales se construyen las prácticas de la organización. Para las congregaciones, nuestra teología es ese fundamento. En teoría, eso parece obvio. En la práctica, suele ser un poco más difícil.
¿Qué hace que una iglesia sea una iglesia? Cuando dirijo seminarios, hago esta pregunta, y la mayoría de las veces, las respuestas revelan un sesgo hacia la estructura organizacional. Los y las líderes de la iglesia tienden a concentrarse en las cosas que la mayoría del tiempo les preocupa, como el dinero, las personas voluntarias y los programas eficientes. Esto no es una sorpresa. La espiritualidad suele considerarse como algo profundamente personal. La teología se ve como algo teórico, a menudo sin implicaciones reales para las operaciones. Por lo tanto, el objetivo principal es permanecer abierto y operativo. La estructura organizacional es importante, pero en muchos casos, puede dictar la visión teológica de la iglesia en lugar de potenciar y apoyar dicha visión.
Para la iglesia, la teología no se trata solo de misión y productividad. Nuestras creencias deben impregnar la cultura. La clave para ello es la recuperación de la vocación dentro de la iglesia. Una iglesia con una identidad teológica clara puede contar con personas laicas que conecten sus vidas con el sentido del llamado divino, descubriendo lo que significa para ellas ser fieles como empresarias, profesores, funcionarios electos o científicas. Una iglesia vital es un lugar para formar personas que puedan, con una teología profunda y fundamentada, responder al llamado de Dios con «Esto es para lo que he sido capacitado para hacer».
2. UNA IGLESIA RURAL PRÓSPERA TIENE UN COMPROMISO CON LA COMUNIDAD.
Las iglesias rurales suelen ser uno de los pocos grupos de interés permanente en una comunidad. Tienen una larga presencia en la comunidad. Han visto cómo la comunidad ha cambiado y crecido a lo largo de los años. Una congregación vital da un paso más allá, conectando la historia de la comunidad con la historia de Dios. Pueden ver cómo Dios ha estado y está trabajando en la comunidad, y están dispuestos a unirse a ese trabajo. Buscan con entusiasmo descubrir el potencial y las oportunidades, y se ven a sí mismos entre los bienes de la comunidad.
Cuando las iglesias tratan de descubrir la historia de su comunidad, deben tener cuidado de no caer en narrativas preexistentes. Las iglesias con pocos asistentes tienden naturalmente a optar por grupos pequeños de apoyo lo que puede reducir significativamente la historia. Una iglesia con personas mayores de clase media podría creer que toda la comunidad se ve y actúa como ellos: mayores, jubilados y con un círculo social fuerte. Sin hablar con ningún otro miembro de la comunidad, sin saberlo, han optado por una narrativa limitada sobre su lugar, dejando de lado a las personas adultas jóvenes, profesionales que trabajan, otros niveles de ingresos y otros datos demográficos.
Una congregación comprometida con la comunidad conoce bien a esa comunidad. Y, debido a su formación teológica y espiritual, conocen su responsabilidad con la comunidad. Toman medidas para vivir esa responsabilidad de manera creativa e imaginativa, utilizando los recursos que encuentran en el camino.
3. UNA IGLESIA RURAL PRÓSPERA PRACTICA UNA BUENA MAYORDOMÍA.
Generalmente, cuando las iglesias hablan de mayordomía, tienden a enfocarse inmediatamente en la mayordomía financiera. Una congregación rural próspera obviamente debería poder cubrir los gastos generales, manteniendo las puertas abiertas. Sin embargo, una visión tan limitada de la mayordomía lamentablemente limitará la imaginación misional, perdiendo la oportunidad de explorar todos los activos de la congregación.
En realidad, las iglesias suelen trabajan con muchos más recursos de los que creen. Las personas voluntarias aportan innumerables horas de servicio. Las propiedades de la iglesia que no se utilizan durante la semana significa que se están subutilizando activos por valor de miles de millones de dólares, mientras que toda comunidad tiene grupos que buscan espacios de reunión.
Para ser sincero, el mayor recurso misionero de la iglesia rural no suele ser sus finanzas. Las iglesias no serán líderes en la comunidad simplemente por la cantidad de dinero que inviertan en proyectos misioneros. Como mejor opción, las iglesias deben tener claro los activos que aportan y qué papel podrían desempeñar en el entorno comunitario existente. ¿Cuáles son las fortalezas y talentos de las personas de la congregación? ¿Qué otros grupos y organizaciones de la comunidad están trabajando en las áreas en las que su iglesia está interesada? ¿Puede su espacio ser un beneficio? ¿cuenta con personas voluntarias?
Una buena administración significa que las iglesias utilizan todos sus recursos para vivir su vocación como congregación. Basadas en su identidad teológica y su compromiso con la comunidad, pueden nombrar sus afirmaciones, cultivar asociaciones y desplegar sus recursos para ayudar a la comunidad en general a reconocer la realidad del Reino de Dios.
Este artículo está resumido y adaptado de Reclaiming Rural: Building Thriving Rural Congregations (Rowman and Littlefield, 2021) by Allen T. Stanton. El libro está disponible en Cokesbury y Amazon. Publicado originalmente Lewis Center for Church Leadership el 15 de junio de 2021. Publicado nuevamente con permiso de ResourceUMC.