En su libro "Tres reglas sencillas: Una conducta de vida wesleyana," el obispo metodista unido Rueben P. Job usa las tres reglas generales de Juan Wesley para proveer a los cristianos de una guía que les ayude a vivir fielmente. El libro fue publicado por Abingdon Press y está disponible para su compra en inglés, español y coreano.
Las reglas de Wesley, fundador del metodismo, son bien sencillas: “No hagas daño. Haz el bien. Mantente en una la relación de amor con Dios”.
Estas reglas también se aplican a cómo vivimos nuestras vidas en las redes sociales. El reverendo Dan Gangler, director de comunicaciones actualmente jubilado, amplió las ideas de Job en su artículo “3 Reglas sencillas para las redes sociales”. Michael Rich, coordinador de comunicaciones de la Conferencia Anual de Carolina del Norte, hizo lo mismo en su artículo “Redes sociales: 3 reglas sencillas”. Ambos comparten maneras de seguir las reglas cuando uno usa redes sociales.
Regla # 1: No hacer daño
Más que una herramienta virtual de comunicación, el uso de las redes sociales es una forma de ministerio.
En la agencia de comunicaciones aprovechamos estos medios para informar, inspirar e interactuar con el liderazgo de la Iglesia Metodista Unida y les proporcionamos los recursos necesarios para realizarlo en sus contextos. Estos esfuerzos requieren apoyo financiero. Si usted cree en nuestra misión, haga una contribución financiera deducible de impuestos para Comunicaciones Metodistas Unidas.
Job escribió: “No hacer daño significa que estaré en guardia para que todas mis acciones e incluso mi silencio no cause daño a otro hijo o hija de Dios o a cualquier parte de su creación” (pág. 33). No hacer daño significa respetar las culturas y situaciones de vida de aquellos con quienes ministramos.
Cuando nos relacionamos con otras personas a través del internet, podríamos olvidar que al otro extremo de la conversación digital hay seres humanos reales con sus propios pensamientos y sentimientos. Dado que casi el 70 por ciento de toda la comunicación se lleva a cabo sin palabras, es fácil malinterpretar lo que alguien está tratando de transmitir o cómo otro interpreta nuestras intenciones. Es fácil apasionarse en demostrar un punto particular que podríamos causar un daño involuntario.
Al participar en las actividades de los medios sociales, tómese el tiempo para discernir tanto la intención como las posibles consecuencias de su interacción en línea:
- ¿Qué intención tiene el mensaje o publicación? ¿Muestra el amor de Cristo o se enfoca en el juicio y la condenación?
- ¿Hablo despectivamente de alguien involucrado? ¿Trato de usar hechos y opiniones para manipular a otros con mi punto de vista?
- ¿Podría este mensaje o publicación “dañar” la reputación de Cristo, de la iglesia o de otra persona u organización?
- ¿Podría alguien interpretar el mensaje como dañino, ofensivo, grosero o desagradable?
- ¿Reconozco en mi interacción a cada persona involucrada como un “hijo o hija amada de Dios, como recipiente de un amor gratuito, ilimitado e inmerecido, como yo soy amado”?
Regla # 2: Hacer el bien
Job escribió: “Mi deseo de hacer el bien viene como respuesta a la invitación divina de seguir a Jesús, y está bajo mi control. Yo puedo optar por ser hospitalario y bondadoso con todos los que encuentro” (pág. 43). Hacer todo el bien que podamos significa involucrar en forma proactiva a los demás de tal manera que “se nutran de bondad y se fortalezca la comunidad” (pág. 40). Evalúe cada palabra, y actúe para determinar si aporta la gracia y bondad de Dios a los demás. Ya sea en Facebook, Instagram u otro medio, las redes sociales nos incorporan muy rápidamente en la vida de otras personas. La forma en que nos involucremos en línea podría tener un efecto profundo en las personas con las que nos conectamos. Use las redes sociales para brindar hospitalidad y bondad a todos, o para demostrar el amor de Dios a su prójimo digital.
Sea que participe como individuo o como representante de su iglesia, piense en cada puesta al día que usted hace en cuanto a su información, comentario o publicación como una medio para “hacer el bien”.
- ¿Describiría su publicación como “buena”? ¿Refleja el interés de Dios o su propio interés o voluntad? ¿Sirve al bien de la comunidad y a sus habitantes?
- ¿Ayudará al establecimiento del reino de Dios y a los demás creyentes? ¿Cómo lo percibirán quienes están fuera de la iglesia?
- ¿Cómo lo recibirá la gente de diferentes trasfondos culturales o religiosos?
- ¿Se comunica usted efectivamente haciendo preguntas y proporcionando información?
Regla # 3: Manténerse en una la relación de amor con Dios
Job escribió que al mantenernos en una relación de amor con Dios: “encontramos nuestra dirección moral, sabiduría, valentía, fuerza para vivir siendo fieles a quien nos creó, llamó, sostiene y envía al mundo como testigos que practican diariamente la forma de vida de Jesús” (págs. 56-57).
Las redes sociales pueden ser un poderoso medio para “re-presentar” a Cristo a la comunidad fuera del edificio de la iglesia. Las historias pueden mostrar cómo Dios transforma las vidas, las comunidades y el mundo. Las redes sociales brindan formas de compartir historias que nos ayudan a todos a “permanecer en una relación de amor con Dios” y pueden producir agotamiento emocional y cansancio extremo al igual que otros ministerios. Podemos involucrarnos demasiado en la vida de muchas personas o llenarnos de preocupaciones. Debemos encontrar un equilibrio entre compartir el amor de Dios y los esfuerzos que hacemos a lo largo del tiempo.
- ¿Qué historias puede usted contar o compartir en línea para ayudar a otros a mantener una relación de amor con Dios?
- ¿Cómo le ayudan las redes sociales a permanecer en una relación de amor con Dios? ¿Qué obstáculos le ponen en el camino?
- ¿Cómo puede su contribución en las redes sociales ayudar a otros a permanecer en una relación de amor con Dios?
Manéjese con cuidado
Las redes sociales son otro medio para ministrar a quienes nos rodean, pero hay que ser cuidadoso al usarlas. Las palabras o comentarios publicados en línea pueden volverse virales en cuestión de horas. El centrarse en “no hagas daño, haz el bien y mantente en una relación de amor con Dios” podría ayudarnos a hacer un impacto positivo en el mundo.
Escrito por Eric Seilberling. Traducción por Alma Pérez. Para más información contacte a recursosmetodistas@umcom.org.