Doug Powe y Ann Michel, del Lewis Center, identifican ocho tendencias que surgieron durante el turbulento año 2020. Algunas de estas tendencias ya habían estado gestándose por algún tiempo, pero el año pasado aceleró significativamente su presencia. Cosas como el que la iglesia ha venido adoptando el ministerio en línea. Pero en otras áreas, lo ocurrido en 2020 produjo la renovación de algunas cosas básicas, como la oración, la fraternidad, la formación en la fe y el llamado a la justicia racial.
Al principio de cada año, hemos venido identificado las tendencias y cambios principales que hemos visto están formando los contornos de la vida congregacional. El año 2021 llegó en un tiempo cuando la crisis del Covid-19, en tal solo unos meses, produjo más cambios en las iglesias que cualquier otro cambio que hayamos visto en nuestras vidas, y la gente siente que las cosas jamás volverán a ser como antes. Pasamos por un período muy liminal cuando sólo vemos parcialmente. Por esta razón, este año ofrecemos nuestras observaciones con cuidado pero también con esperanza, sabiendo que el cambio traumático produce grandes riesgos, pero también genera creatividad y respuestas flexibles y resistentes.
Aceleración de tendencias subyacentes
Aunque los eventos de 2020 no tienen precedentes, muchos de cambios introducidos no son del todo nuevos. Las crisis tienen una manera de desnudar realidades que antes no habíamos visto con claridad en tiempos “normales”. Varias de las tendencias que habíamos visto por algún tiempo y que podrían haber estado lejos en el horizonte de la iglesia común, están ahora al frente y centro de la vida como consecuencia del Covid-19.
"Nuestros ojos han sido abiertos a nuevas posibilidades, nuevas maneras de relacionarnos y nuevas maneras de estar juntos. Muchos de los cambios traen esperanza, pero surgirán nuevos modelos de involucramiento y nuevos enfoques para la sostenibilidad económica, a medida que la iglesia se aventura en el mundo digital.
1. La importancia del ministerio en el mundo digital
El año pasado, identificamos “la mudanza hacia internet” como la tendencia principal del año. Pero jamás podríamos haber imaginado cuán rápido las congregaciones adoptaron el servicio de adoración por internet, espacios para reuniones digitales, la ofrenda electrónica y las conexiones por medios sociales, y todo esto debido a la pandemia. Muchas congregaciones informan que, durante este período, se ha producido un crecimiento en la asistencia al culto y la participación en reuniones y grupos. También ha crecido la habilidad de conectarse con gente fuera del área inmediata de influencia. Algunas iglesias consideran que esta aventura dentro de los espacios digitales es una solución temporal, y esperan volver al modelo normal de ministerio tan pronto como sea posible. Pero iglesias futuristas capitalizan la oportunidad para pulir su habilidad digital a fin de desarrollar una presencia permanente en el internet, no solo para alcanzar a gente nueva sino para retener a los miembros existentes que encuentran que es más conveniente involucrarse a través del internet.
2. Un cambio en la configuración de personal
En años anteriores, notamos que se producían cambios en el personal religioso, incluyendo cómo las iglesias usan a sus empleados. Esta tendencia tomó fuerza el año 2020, puesto que las órdenes de trabajar en casa y la programación reducida de eventos alteraron la forma en que las oficinas de las iglesias operan diariamente. La pandemia forzó a algunas iglesias a reducir su personal por razones financieras. También han privilegiado las habilidades para la comunicación electrónica que se juzgan cada vez más vitales para casi todo aspecto de la práctica de la iglesia. Algunas congregaciones están empezando a pensar en emplear gente para ministerios híbridos o digitales. Esto podría significar contratar gente con conocimiento técnico que necesita ser entrenada en el conocimiento teológico.
3. El impacto del tamaño de la iglesia
Por mucho tiempo, las iglesias con una membresía numerosa han tenido una gran influencia en la vida de las iglesias de América. Sin embargo, muchas congregaciones pequeñas son sólidas y sanas, especialmente si no están sobrecargadas por los gastos de mantenimiento del edificio y costos de compensación. Vemos que se da el mismo patrón en respuesta a la pandemia. Las iglesias más grandes y con más recursos cruzaron con más facilidad hacia el ministerio por internet al principio mismo de la pandemia, y su ventaja tecnológica y de personal acrecienta su dominio a través del nuevo ministerio en línea. Pero la pandemia también demostró la tremenda fuerza de muchas iglesias pequeñas, que han podido mantener sus conexiones a causa de sus fornidas redes de relaciones.
4. Las denominaciones menguan en su influencia
Los eventos del 2020 también aceleraron el declive de la influencia y función de las denominaciones que ya habíamos visto por varias décadas. Debido a la declinación continua de la membresía y el impacto económico de la pandemia, muchas iglesias históricas luchan para sostener sus programas y estructuras administrativas a nivel denominacional. Ya ha habido despidos, y más despidos vendrán en el futuro. Un número cada vez más reducido de personas se siente atraída por el nombre denominacional de una iglesia. Les atrae más bien el impacto que la congregación tiene a nivel local, sin importar su afiliación. En el futuro, esperamos que disminuya más la función que las denominaciones cumplen en el escenario religioso.
De vuelta a lo básico
Otro tema que vemos es que al enfrentar la pandemia las iglesias ministran volviendo a lo básico. Aunque esto surgió por necesidad, el enfoque de volver a lo básico podría revitalizar la formación en la fe en un tiempo en que los antiguos modelos como la Escuela Dominical pierden terreno.
5. Reevaluación de los programas que se ofrecen
Con tantas actividades y eventos rutinarios, las congregaciones están evaluando sus programas y se preguntan qué puede continuar, qué debería eliminarse y qué se debe hacer de una manera distinta. Sea por diseño o defecto, la mayoría de las iglesias están pasando por una tormenta de la que surgirán con un número más reducido de ministerios que dependerán de estilos híbridos que combinan el involucramiento en persona y por internet.
6. Énfasis renovado en la oración, el cuidado pastoral y las conexiones personales
El cierre de grandes partes de la sociedad y el mandato de trabajar desde la casa ha hecho resaltar la importancia de los vínculos relacionales dentro de las comunidades de fe. Con tantas actividades que han sido canceladas, muchos miembros de la iglesia han descubierto el valor fundacional de los grupos pequeños y la oración, aunque ocurra por Zoom o por teléfono. Los pastores y líderes tienen el desafío de ser creativos e intencionales en la forma que abordan el cuidado pastoral básico.
7. Redescubriendo prácticas espirituales en el hogar
El año 2020 convirtió a los hogares en santuarios, y los padres tuvieron que adoptar la función de maestros de Escuela Dominical. La renovada atención a la práctica de la fe en el hogar reveló que muchos cristianos han perdido la práctica de este tipo de espiritualidad, especialmente las iglesias históricas protestantes. Para las congregaciones que buscan métodos más efectivos para el desarrollo de la fe, particularmente para niños y jóvenes, el año 2020 encontró una de las piezas que faltaban en el rompecabezas, esto es, la necesidad de equipar a la gente para que lleve a cabo devocionales personales significativos y para que sepan cómo educar en la fe a la familia en sus hogares.
8. Reclamando el liderazgo de la justicia racial
El año 2020 también trajo una renovada atención a los asuntos de justicia racial, particularmente después de la muerte de George Floyd. Algunas iglesias aprovecharon la oportunidad de examinar la justicia racial a través de los lentes provistos Black Lives Matter. No obstante, la iglesia en su mayor parte sigue dividida racialmente, a pesar de que con cada generación sucesiva la nación se acerca a un tiempo en que la gente de color ya no será una minoría. La iglesia tiene la oportunidad de ofrecer un liderazgo profético y pertinente en lo que es el problema público más importante de nuestro tiempo. ¿Responderemos a este llamado o perderemos la oportunidad de proveer el liderazgo moral que se necesita?
Vienen más cambios todavía
Nuestras iglesias y comunidades suspiran por volver a la normalidad. Pero es poco probable que la montaña rusa del 2020 complete su círculo para dejarnos allí mismo donde empezamos. Nos hemos dado cuenta de que hay nuevas posibilidades, nuevos modelos de compañerismo y nuevas formas de estar juntos. Muchos de estos cambios son esperanzadores. Pero al examinar la experiencia de otros sectores que han emigrado al internet (como las noticias, por ejemplo), uno ve que surgirán nuevos modelos de involucramiento y nuevos enfoques a la sustentabilidad a medida que la iglesia se aventura al mundo digital. La tendencia más importante que vemos al ingresar al año 2021 es que el cambio producirá más cambio.
F. Douglas Powe, Jr., es director del Lewis Center for Church Leadership y ocupa la cátedra James C. Logan en evangelización (el profesorado E. Stanley Jones) en el Wesley Theological Seminary de Washington, DC.
Ann A. Michel es directora asociada del Lewis Center for Church Leadership del Wesley Theological Seminary. Además, enseña en las áreas de mayordomía y liderazgo. Es autora de Synergy: A Leadership Guide for Church Staff and Volunteers (Abingdon, 2017), que se puede obtener en Cokesbury y Amazon.
Este artículo se ha re-publicado con permiso de Leading Ideas, un boletín electrónico gratuito del Lewis Center for Church Leadership del Wesley Theological Seminary y disponible en churchleadership.com.