Alimento que Alienta: Un Banquete de Amor
Liturgia por Dr. Marcia McFee, Consultora de adoración
Comience con una invitación relacionada con la escritura/proclamación del día. Si hay una alabanza breve y familiar que invite a las personas a cantar en casa, pídales que usen el tiempo de cantar para buscar algo de comer, servirse un café fresco, reunirse alrededor de la mesa, etc.
Al «Partir el Pan» juntos como iglesia en nuestro culto de adoración, recordamos que Jesús invitó personas a su mesa como parte de su ministerio, y no solo a la Última Cena. Entonces queremos crear una forma para que todos podamos «Partir el Pan» con lo que tengamos en nuestros hogares. De hecho, lo que les pedimos es que preparen su «¡comida de aliento!» favorita.
Los invito a compartir con el grupo reunido en línea la comida que va a traer a la mesa de nuestro banquete virtual. [Instrucciones de como compartir en el chat/vía fotos se encuentran en los comentarios de la página de Facebook, hágalo uno al tiempo en Zoom si usted está en una reunión pequeña. Si pueden, repitan en voz alta lo que ve en el chat para compartir todas las respuestas]
Jesús utilizó la parábola de un gran banquete al que todas las personas estaban invitadas para hablar sobre cómo es la familia de Dios. El dijo, «Vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa». Lucas 14:23 (RVR1960)
Jesús a menudo invitaba a las personas más improbables a sus cenas, confundiendo así a los discípulos. De esta manera, estaba fomentando un profundo amor y conexión más allá de las normas sociales. Él sabía que nosotros los humanos necesitamos conexión e inclusión. Jesús nos alienta, diciendo «tienes un lugar en la mesa» y también nos reta asegurarnos de hacer lo mismo, que todas las personas sepan que son bienvenidas en nuestros corazones, en nuestros hogares, en nuestras iglesias, incluso si no podemos estar físicamente los unos con los otros. En este momento es difícil no estar cerca de algunas de las personas que amamos y por las que estamos preocupados. Tómense un momento y digan en voz alta [o en un comentario en el chat] los nombres de las personas que desearían que estuvieran a su lado en la mesa.
[Haga una pausa para que todos lo hagan; quizás quiera añadir nombres específicos de personas de su comunidad que en este momento están enfermas]
Jesús ya no está físicamente en la tierra, aun así, cada vez que nos reunimos alrededor de la mesa y lo llamamos en nuestra mente, El está presente en espíritu. Y también, nuestros seres queridos están con nosotros. Deje que esto sea un consuelo para nosotros. Recordemos también a las personas que no podemos nombrar, aquellas cuyos nombres no sabemos. Pero sabemos que ellos necesitan nuestras oraciones y el consuelo de Dios.
Por aquellos que han perdido a sus seres queridos.
Por aquellos que están enfermos y en recuperación.
Por aquellos que cuidan a sus seres queridos que están enfermos en casa.
Por aquellos que cuidan a personas en cuidados médicos.
Por aquellos que están separados de sus seres queridos.
Por aquellos que se sienten solos y aislados.
Por aquellos que están ayudando y están muy cansados.
Por aquellos que están luchando por encontrar amigos, comida y comodidad.
Por aquellos que tienen miedo.
[Agregue otras categorías si le parece adecuado para su contexto]
Los invito a que respiren profundamente en nombre de aquellos que no conocemos y no podemos llamar por sus nombres. Al hacerlo, sabemos que Dios sabe quien necesita nuestras oraciones y del espíritu santo. El aliento de Dios está soplando desde nuestro interior hacia afuera como un espíritu de compasión y presencia. [Pausa para respirar profundamente un par de veces]
Las bendiciones en la mesa son parte de nuestra herencia judeocristiana. De hecho, Jesús adaptó el ritual judío de bendecir verbalmente los alimentos antes y después de cenar. El nos pidió que lo recordemos cada vez que partamos el pan y levantemos una copa en acción de gracias. [Líder acerca un plato de comida y una taza de café o té]
Es por eso que nuestras oraciones de comunión son llamadas «Gran Acción de Gracias». En este banquete de amor y consuelo, podemos recordar cosas por las que estamos profundamente agradecidos. Los invito a decir en voz alta estas cosas por las que están agradecidos en este momento. [Haga una pausa]
Por eso los invito a que levanten un plato de comida de sus mesas, o un vaso de lo que estén tomando [espere un momento para que las personas puedan hacer esto] y bendigamos de esta manera; repitan después de mi desde sus hogares:
Santo Consolador
Santo Consolador… [continúe repitiendo las siguientes líneas de la misma manera]
Nos reunimos en tu nombre ...
invitados por Jesús ...
unidos con tu espíritu ...
en unión unos a otros ...
alimenta nuestros cuerpos y nuestros espíritus ...
con tu presencia consoladora ...
para que podamos ser consuelo para los demás ...
bendice estos alimentos ...
y abre nuestros corazones ...
bendice esta bebida ...
y derrama tu amor ...
Amen ...
Una vez terminada la sesión, mientras pasan y sirven sus platos para comer sus alimentos de aliento, los invito a que sientan el significado de un amor inmenso mientras se acercan a través de la distancia a sus seres queridos, amigos e incluso conocidos o extraños.
[Puede incluir una invitación a un debate en la mesa según el tema de su adoración/escritura/sermón/música que ha compartido esta mañana …]
Ahora pueden refugiarse en sus hogares, pero también refugiarse en paz. Que la paz y el consuelo de Cristo esté con ustedes ahora y siempre. Amén.
Cortesía: http://www.worshipdesignstudio.com/series
Para preguntas o comentarios, puede contactar la Dra. Marcia McFee al marcia@marciamcfee.com
Esta es una traducción del documento original en inglés. Traducción y adaptación por Magda Velander. Descargar en formato PDF: español | inglés