Un metodista unido… vive en conexión.
Fue el mismo Juan Wesley, fundador del movimiento metodista, quien primero organizó a sus seguidores en una conexión.
Desde el principio, cuando la membresía en las sociedades empezó a incrementarse y se formaron las clases (grupos pequeños que se reunían semanalmente para estudiar la Biblia), Wesley organizó circuitos (o grupos de sociedades) y nombró superintendentes para supervisarlos. Según un artículo de Christianity Today, que retrata a Wesley como un genio organizacional, sabemos que cuando Wesley murió (el año 1791) había 294 predicadores, 71,668 miembros británicos, 19 misioneros (en 5 lugares de misión), 43,265 miembros en América y 198 predicadores.
Desde ese entonces, La Iglesia Metodista Unida y sus predecesoras se han dado a conocer como una iglesia conexional.
Partiendo de la forma en que practicamos la administración hasta cómo “hacemos” la comunión, la conexión tiene muchas manifestaciones y está al centro de lo que significa ser la Iglesia Metodista Unida.
Es la conexión lo que nos mantiene juntos.
En 2014, Comunicaciones Metodistas Unidas realizó una encuesta acerca de los valores fundamentales de los metodistas unidos en los Estados Unidos. Se le preguntó a 500 pastores “¿Cuáles son los dos o tres valores más importantes?”. La respuesta más común fue: tener raíces wesleyanas, se una iglesia conexional y hacer énfasis en la gracia de Dios.
La respuesta de 350 líderes laicos de las iglesias locales fue distinta. Su respuesta fue: tener comunión con mi iglesia, traer gente a Cristo y hacer hincapié en la misión y alcance local.
Además, 400 miembros de las iglesias respondieron que sus valores más importantes son: apertura, aceptación, comunión y ayudar a otros.
Los tres grupos concordaron en el énfasis en la gracia de Dios y el tener una Santa Cena abierta a todos. Los investigadores encontraron que el 98 por ciento de pastores, el 91 por ciento de líderes y el 62 por ciento de miembros dijeron que la gracia de Dios era central y “muy importante” para ellos. Cuando se abordó el tema de la Santa Cena abierta, 92 por ciento de pastores, 87 por ciento de líderes y el 60 por ciento de miembros dijeron que era “muy importante”.
En otras palabras, los metodistas unidos se mantienen en conexión a través de nuestra teología y de la práctica del ministerio.
Juntos logramos más
¿Pero que más significa ser conexional? ¿Cómo luce? ¿Cómo te afecta?
Un día sábado, la Rev. Jane Wood, pastora de la Iglesia Metodista Unida Locust, en Columbia, Maryland, se enfrentó con una crisis. Se había planeado un funeral para ese día en la iglesia, pero un miembro de su familia estaba en el hospital. Obviamente, Wood no podía estar en dos lugares a la vez.
Wood envió un texto al Rev. Tony Love, quien había sido pastor de su congregación y que ahora servía en comunidades llenas de energía en la Conferencia Baltimore-Washington. En el texto le pidió su ayuda. Love accedió y predicó durante el funeral. El autor de este artículo predicó en los dos servicios del domingo.
Se solucionó la crisis.
La conexión significa que cada iglesia tiene un pastor, y cada pastor una congregación. Significa que cada iglesia metodista unida en el mundo está conectada a otra iglesia metodista unida. Juntas y conectadas realizamos mucho más para el reino de Dios.
Una forma en que los metodistas unidos logramos más es a través del sistema conexional de ofrendas conocido como aporcionamientos o prorrateo.
Digamos que usted coloca $100 en el plato de la ofrenda. La mayor parte de ese dinero se usará para financiar el ministerio local, cosas como el sueldo pastoral, el pago de la luz, el seguro, las misiones locales, etc. Su iglesia retiene $85, pero $15 se destinan al funcionamiento general de la denominación, para sostener a la Conferencia Anual, y las causas regionales y mundiales, así como el ministerio general de la Iglesia Metodista Unida.
El obispo Jonathan Holston, de Carolina del Sur, escribió el folleto A Theology of United Methodist Giving, donde afirma que “los aporcionamientos nos proveen de avenidas para ofrendar a fin de no ser solo iglesias locales y conferencias anuales fuertes, sino a fin de mantenernos conectados, buscando estar unidos en la misión juntos, buscando ser el pueblo de Dios localmente y alrededor del mundo”. El folleto fue publicado por el Concilio General de Finanzas y Administración.
Los aporcionamientos son llamados la “primera milla” del ofrendar para la misión. En base a fórmulas elaboradas por las conferencias anuales, cada iglesia prorrateada para asegurar de que cada una contribuye su justa parte para apoyar la misión y el ministerio alrededor del mundo.
A nivel denominacional, los aporcionamientos ayudan a sostener la misión y ministerio a través del Fondo de Servicio Mundial; las becas para las universidades históricamente negras; apoyar la Universidad Africana de Zimbabue; apoyar los seminarios, colegios y universidades metodistas unidos; pagar los gastos de los obispos, gastos de oficina y empleados, y mucho más.
Dado que algunas iglesias luchan con el pago de aporcionamientos, también hay buenas noticias. En 2016, un récord de 27 conferencias anuales en los Estados Unidos pagó el 100 por ciento de sus aporcionamientos a la iglesia general con una tasa de pago general del 91.8 por ciento.
El ser una iglesia conexional también añade otros beneficios, dice la Rev. Laceye Warner, autora de The Method of Our Mission: United Methodist Polity and Organization (Abingdon Press). Warner es profesora asociada de práctica de la evangelización y estudios metodistas en la Escuela de Divinidad Duke.
Iglesias, conferencias y agencias interrelacionadas
Warner afirma que Wesley usó el término conexión para apuntar a tres tipos de relaciones dentro del movimiento metodista: miembros, sociedades y predicadores.
Según Warner, la conexión “hace posible la interrelación entre los organismos organizacionales, desde la iglesia local hasta las conferencias anuales, jurisdiccionales y centrales, las agencias y juntas generales, el Concilio de Obispos y la Mesa Conexional, y la Conferencia General. Esta complicada estructura algunas veces carece de líneas claras para la rendición de cuentas, pero la conexión… en su mejor momento continúa facilitando el carácter misional de la denominación para ministrar al mundo y con el mundo”.
Agrega que una fortaleza de la conexión es el alto nivel de confianza y equilibrio que se presume entre las varias organizaciones interrelacionadas. “No obstante, cuando la confianza decae surge una debilidad puesto que hay pocas, si lo hubiere, estructuras claras para el llamado a rendir cuentas que es lo que mantiene la conexión”.
Warner concuerda que hoy la conexión enfrenta algunos problemas, particularmente con “el alto número de entidades que ponen a prueba la habilidad de la conexión para pedir cuentas”.
Según Warner, la conexión se encarna primero en la iglesia local donde se deposita la conferencia de cargo.
“A través de la conferencia de cargo”, afirma Warner, “las iglesias locales participan contribuyendo a la conexión metodista unida. La conexión beneficia a la iglesia local por medio de involucrarla en una comunidad más amplia de imaginación misional y práctica ministerial”.
La conferencia de cargo, según el Libro de la Disciplina de la iglesia, es “la unidad básica del sistema conexional” de la iglesia. Cada iglesia es parte de un cargo (que podría ser una o varias congregaciones), y las reuniones de la conferencia de cargo se llevan a cabo por lo menos una vez al año. La conferencia de cargo supervisa todos los concilios, juntas y comités de las iglesias. Aprueba el presupuesto de la iglesia, aprueba los salarios pastorales y de los empleados, vota en cuanto a los candidatos para ordenación y ministerio licenciado, y conduce otros negocios.
Warner indica que aunque el Libro de la Disciplina del 2016 afirma que la conferencia anual es el “organismo fundamental” de la Iglesia Metodista Unida, la iglesia local ha funcionado por los últimos 70 años como el componente más significativo de la denominación.
“Esto tiene sentido en que los individuos de las últimas generaciones tienden a experimentar la iglesia en el contexto del culto de la iglesia local”, afirma Warner, “algo que los distingue de las previas generaciones de metodistas que se identificaban más de cerca con grupos pequeños, tales como las clases, bandas y después escuelas dominicales”.
Conectando con sillas
Quizá ninguna otra iglesia encarna lo que es la conexión metodista como lo hace la Primera Iglesia Metodista Unida Grace, en New Orleans, Louisiana. “Quizá sea la iglesia más metodista unida que hay”, dice el Rev. Shawn Anglim.
Hablando a un grupo de comunicadores metodistas unidos, Anglim explicó cómo se creó esta iglesia a través de la fusión de dos iglesias metodistas unidas: Gracia y Primera. Esto ocurrió después del huracán Katrina en 2005. Primera era una congregación blanca, y Gracia era una congregación negra, situadas a solo una milla una de la otra, explicó Anglim. Durante la reconstrucción después del huracán, se levantó la pregunta: “¿Creen ustedes que seremos capaces de hacer mucho más por nuestra ciudad como un solo cuerpo de Cristo que como dos cuerpos a una milla de distancia?”
Otras iglesias metodistas unidas empezaron a enviar ayuda, desde sillas hasta voluntarios que ayudaron a limpiar y reconstruir el edificio menos dañado de la Primera Iglesia. Anglim ilustró este punto levantando una silla que fue parte de un conjunto de sillas que llegaron después de la tormenta. Lo apreciamos mucho, dijo, fue un regalo de Dios. Unos años después llegaron sillas en mejor condición. Y ahora, dice Anglim con orgullo, ya vamos en nuestro tercer set de sillas con cojines y respaldos cómodos.
La Conferencia de Louisiana pagó su salario como pastor en una “zona de misión” donde la iglesia está localizada, dijo Anglim. La obispa Cynthia Fierro Harvey, del área de Louisiana, ayudó a pagar el salario de la Rev. Juanita Ramos, pastora de desarrollo comunitario que dirige el culto hispano en la iglesia.
“Esta historia continúa”, dice Anglim, “sin la conexión metodista unida, no habría una iglesia Primera Gracia”.
El Rev. Erik Aslgaard es el editor de UMConnection, la publicación de la Conferencia Anual de Baltimore-Washington. Traducción por Humberto Casanova. Contacto: recursosmetodistasunidos@umcom.org.