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Cinco razones por las que es mejor tener menos asistentes

Foto por Ricardo Esquivel de Pexels.com.
Foto por Ricardo Esquivel de Pexels.com.

Las limitaciones que la pandemia impuso el año 2020 dejó a las iglesias luchando para ver qué alternativas se podían usar en lugar de la adoración en persona. Ahora muchas iglesias que han abierto sus puertas están evaluando el concepto de “más grande es mejor” o es mejor tener más personas. ¿El tener un auditorio más reducido realmente lastima a la iglesia? Es obvio que la vida de la gente y los ministerios jamás volverá a ser como lo era antes del Covid-19. Es hora de considerar cómo algunos cambios y una perspectiva diferente podrían ayudar a la iglesia a aceptar números más bajos de asistencia in dañar el alcance general.

Menos gente quiere decir que uno tiene más lugar para el distanciamiento físico.

El distanciamiento social es más importante que nunca. Cuando uno tiene menos gente en las bancas, hay más espacio para distancearse. Su iglesia tiene la oportunidad de dedicarse al diseño de la experiencia de culto que permitirá que los demás no tengan que preocuparse por el distanciamiento social.

La adoración por internet también resulta válida.

Si su iglesia tiene presencia a través del audio o por el internet, habrá gente que está escuchando o viendo sin estar sentadas en el santuario el domingo por la mañana. A veces se pone demasiada atención a la cantidad de personas que su publicación alcanza, los comentarios, el “me gusta” o el “share”, pero se pasa por alto que detrás de estos análisis hay gente real. Si a usted le desanima una baja asistencia a los servicios en persona, asegúrese de incluir a los que participan virtualmente. El pastorear una comunidad virtual de creyentes es más que publicar o colocar un sermón en el internet. Continúe mejorando sus servicios de adoración por internet y cultive relaciones en los grupos virtuales.  

Los grupos pequeños son a menudo más íntimos.

Además de darle a los congregantes más espacio físico para distanciarse, las iglesias más pequeñas entregan más oportunidades de entrar en una relación fraternal centrada en el crecimiento espiritual. Menos gente significa que los pastores y líderes pueden centrarse en conocer mejor a la gente de las bancas. Cada uno podrá conocer a las personas mejor ya que tendrán más oportunidades y tiempo disponible despues del culto. Reuniones más íntimas pueden producir una comunión más estrecha. Incluso a seis pies de distancia, la gente en grupos pequeños podrá compartir más fácilmente sus necesidades y dar ánimo persona unos a otros.

Sin un gentío, la visita se hace visible.

Cuando uno tiene una sala llega de gente, se hace más difícil identificar a una persona nueva. En un grupo pequeño, uno se dará cuenta con más rapidez quiénes son las visitas, para darles la bienvenida apropiada. La preocupación por el virus, las opciones limitadas de entretenimiento y el distanciamiento social han producido mucha soledad. La gente ansía conectarse otra vez. Es posible que usted vea una multiplicación de caras nuevas.

La creación de múltiples horarios de servicio puede conducir al crecimiento.  

Si algunos miembros tienen dudas sobre volver a la iglesia a causa del Covid-19, el llevar a cabo más servicios con menos gente podría ser una buena opción. Es cierto que esto requiere más trabajo de parte de pastor y los líderes pero los beneficios que se logren valen la pena. En lugar de tener una reunión para 200 personas, realice dos de 100 personas, o cuatro de 50 personas. Al ofrecer más servicios de adoración le da más opciones. Un servicio podría dedicarse a los ancianos o gente de alto riesgo. Otro servicio se podría ofrecer en un día de la semana que no sea el miércoles. Si su guardería o escuela dominical no se han reanudado, usted podría ofrecer un servicio para las familias con niños pequeños en el cual ofrezca un sermón para niños o recursos para involucrarlos. El generar varios servicios podría multiplicar la asistencia.

La pandemia cambió muchas cosas, pero no ha cambiado el mensaje del evangelio. Jesús no sólo habló a las multitudes, sino que también enseñó a los doce, cenó con familias y ministró a individuos. Quizá sea hora de cambiar el enfoque de la iglesia. Es hora de abandonar la necesidad de llenar todas las bancas para satisfacer las necesidades de grupos pequeños. El filósofo y estadista Edmund Burke dijo una vez: “El pecado más grande es no hacer nada porque uno solo puede hacer algo pequeño”. Al realizar poco podría llevarnos a descubrir que la iglesia sigue adelante.

Tricia K. Brown es escritora, editora, conferencista y maestra de Biblia. Además de ser esposa y madre, es dueña de The Girls Get Together, donde junto a su equipo provee programas para mujeres en iglesias y organizaciones. Consiga en Amazon su último libro: A Year of Yearning: A 12-Month Devotional to Help You Study God's Word More.

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