El Espíritu Santo llama a todos los cristianos a participar en la misión de Dios de otorgar gracia, amor, perdón y reconciliación en el mundo a través de Jesucristo. Afirmamos que los creyentes de todas las edades, razas, géneros y nacionalidades de todos los tiempos y lugares están unidos para dar testimonio de la presencia de Dios en toda la creación. Las Sagradas Escrituras proclaman esta verdad y dan a la iglesia su mandato de misión (Mateo 28:19, Hechos 1:8). La misión sostiene a la iglesia en su trabajo de predicar, enseñar, servir, transformar y sanar.
Invitamos a otros a unirse a nosotros en la experiencia de fe a través de Jesucristo, quien, sirviendo, se derramó por toda la humanidad, asumiendo todas las limitaciones y dolores humanos, pero en su Resurrección restaura y reconcilia a todos consigo mismo. La iglesia en misión es la comunidad que encarna el amor transformador y reconciliador de Cristo.
De acuerdo con nuestro legado wesleyano, reconocemos nuestra dependencia de la gracia y la guía de Dios en todo lo que hacemos para establecer la santidad personal y social entre todas las personas y comunidades, promoviendo la paz, la justicia, la interacción humana responsable y el respeto por el mundo natural.
El Espíritu Santo siempre nos está moviendo hacia una nueva era de misiones. Con apertura y gratitud, esperamos la guía del Espíritu en formas que aún no conocemos. Creemos que el Espíritu Santo sigue trabajando con su iglesia para los propósitos eternos en nuestros días.