Nuestra misión durante la tormenta

Foto de Jake Weirick, Unsplash.
Foto de Jake Weirick, Unsplash.

Las tormentas nos atacan cuando menos lo esperamos. El 2 de marzo del 2020, nuestro equipo completo llegó a Orlando con el fin de pasar algunos días adorando, aprendiendo y soñando acerca del llamado que Dios le hace a la iglesia que amamos. Llegamos con mucho entusiasmo. Cada uno sentía que estábamos a punto de entrar a un nivel de conexión más profundo. Hemos visto a Dios haciendo muchas cosas y estábamos listos para ver lo que vendría. Ocurrió que el gran evento siguiente no fue una conferencia en Orlando, sino nuestra respuesta al tornado que golpeó la ciudad en la mañana del 3 de marzo, destruyendo cientos de casas, dos escuelas y muchos negocios. El tornado mató a 3 personas. Al final de ese día, todos nosotros estábamos de vuelta en Tennessee. Llamados a la acción.

Lo que no ha cambiado es nuestra común misión. Nuestra iglesia y equipo –laicos y clero– han sido formados por la idea que la gente que se siente desconectada de Dios y de la iglesia puede encontrar esperanza, sanidad y plenitud en Jesús.

En la semana que vino después quedó claro que el tornado venía seguido por otra tormenta, la cual todavía está con nosotros: el virus corona. El golpe súbito de pasar de una experiencia de equipo a llamadas de video semanales desde la casa es algo que todavía tratamos de entender. Tanto ha cambiado en las últimas semanas, pero lo que no ha cambiado es nuestra común misión. Nuestra iglesia y equipo –laicos y clero– han sido formados por la idea que la gente que se siente desconectada de Dios y de la iglesia puede encontrar esperanza, sanidad y plenitud en Jesús.

¿Nos escondemos buscando protección o seguimos adelante con fuerza?

La tentación durante estos tiempos es esconderse, curar las heridas y detenernos. Por el contrario, lo que sentimos es que la misión de la iglesia nos empuja a seguir adelante, a seguir el sueño de Dios. En tiempos de disturbios e incertidumbre, la misión de la iglesia brilla como una luz en una colina. El campo misionero se ha expandido más allá de lo que habríamos soñado a principios de marzo. El cambiar a servicios de adoración en línea ha hecho que más gente se conecte con la iglesia de Jesucristo.

Para centrarnos en la gente desconectada, nos movimos a otra plataforma* que permite que la gente hable y ore en vivo, así como dar indicaciones oportunas para responder.

Más que nunca hoy comprendemos la necesidad de involucrar en una forma más profunda a quienes adoran por la web. Para continuar la misión, a la vez que nos movemos a una adoración 100 por ciento en la web, debemos mejorar dicha experiencia. Antes de Covid-19, nuestra transmisión en vivo era solo un video. Los que quisiesen involucrarse tendrían que enviar un mensaje por algún medio de comunicación. Para centrarnos en la gente desconectada, nos movimos a otra plataforma* que permite que la gente hable y ore en vivo, así como dar indicaciones oportunas para responder. Esto incluye que los invitados puedan registrarse, ofrendar y responder a Jesús. Consistentemente, les pedimos a los participantes que nos dejen saber que están adorando con nosotros. Cuando lo hacen, son colocados en nuestra estrategia de seguimiento. Lo ideal es que las diferentes partes que añadimos lleguen a ser parte de una estrategia estable para alcanzar a la gente a través de la web mucho después de que haya terminado la pandemia. 

El contar historias es la nueva y vieja regla de medir

¿Cómo sabemos si la gente está conectada ahora mismo? ¿Cómo medimos la conexión en un tiempo de aislamiento? Nuestra respuesta ha sido volver a las historias. ¿Se puede medir la asistencia en línea? No existe una sola respuesta a esta pregunta. No es tan simple como contar los “clicks”, porque el almacenamiento buffer, las desconexiones, la variedad de aparatos en uso y la cantidad de gente usando el mismo aparato desestabilizan la métrica. La historia fue la regla original para medir si la gente estaba dedicada y conectada a la misión. De modo que, el compartir historias hoy significa hacer preguntas como: ¿Cómo pueden los que adoran por la web en otros estados vivir la misión a la distancia? En nuestro contexto, esto significa adoración, dar la bienvenida a la gente, crecer en Cristo y servir a Dios y al prójimo. Ocurre que es completamente posible. Pedimos el mismo hábito santo de adorar regularmente con nosotros, dar la bienvenida a otra gente a la experiencia de la web, juntarse en grupos pequeños a través de la web y servir a través de la iglesia y en la comunidad local.

¿Cómo medimos la conexión en un tiempo de aislamiento? Nuestra respuesta ha sido volver a las historias.

Contar la historia durante este distanciamiento social significa celebrar las formas en que somos capaces de continuar siendo la iglesia: Familias y sus pequeños recibiendo alimentos y suministros de aprendizaje a través de una asociación entre escuela e iglesia; víctimas de un tornado o del Covid-19 recibiendo apoyo emocional, físico, espiritual y financiero a través de los esfuerzos coordinados de la comunidad; gente escribiendo a niños que no pueden asistir a programas de lectura este verano. Cuando adoramos y contamos estas historias, la sala de nuestro hogar de convierte en la iglesia, y la iglesia sigue en la misión para que el reino de los cielos se forme aquí en la tierra.

*Averigüe de plataformas como Church Online y Text-in-Church. Estas plataformas ayudan a que las iglesias involucren a quienes adoran.


Este artículo fue escrito por Mark Youngman y originalmente publicado en inglés por la Junta General de Ministerios de Discipulado. Youngman es el Pastor de Discipulado de la Iglesia Providence en Mt. Juliet. TN. Traducción y adaptación por Humberto Casanova. 

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