Pentecostés
siempre es hoy
nunca ayer
El viento nos toca
pero no se ve
aliento de vida
un soplo de fe.
Y juega, sugiere
murmullo que habla
y pasa de nuevo
y otra vez que pasa
Pentecostés…
El fuego no quema
calienta las venas
nos arde la sangre
parece una vela
tan viva su luz
que nunca se apaga
alegra su llama
que siempre nos sana
Pentecostés…
Todos sirven todos comen
Es mesa de comunión
Todas hablan todas oyen
no es preciso traducción
Las caras son diferentes
un idioma: el corazón
es que lo NUEVO nació
en un tejido de amor.
--Juan Damián, jdamian@chasque.net
Este poema fue publicado por primera vez en el Intérprete Online, mayo-junio, 2011