Prácticas espirituales para líderes de grupos pequeños

Small group Bible study. Courtesy of Discipleship Ministries. 2019
Small group Bible study. Courtesy of Discipleship Ministries. 2019

Las prácticas espirituales son esenciales para capacitar a los líderes de grupos pequeños a fin de que sean guías y facilitadores efectivos en sus grupos. Al involucrarnos deliberadamente en prácticas espirituales que nos abran al Espíritu de Dios, nos ponemos en una mejor situación desde donde crecer en la gracia de Dios. Para usar una antigua analogía, hubo un tiempo cuando a fin de recibir la señal de televisión necesitábamos que nuestra antena estuviese colocada en cierta dirección. Cuando leemos la Biblia, oramos, ayunamos o practicamos otros medios de gracia, nos colocamos en una posición en dirección a la madurez cristiana y nos damos la oportunidad de ser más efectivos como líderes de grupos pequeños.

Los metodistas unidos siguen los consejos de Juan Wesley con los cuales guiaba a los primeros grupos pequeños de metodistas, que se conocían como “clases”. Su guía sigue siendo beneficiosa para las líderes de grupos pequeños hoy. Para que los participantes de las clases fuesen disciplinados en su vida cristiana, Wesley les dio tres reglas básicas conocidas como las Tres Reglas Generales: No hagas daño; haz el bien; y sigue las ordenanzas de Dios.

Los líderes de grupos pequeños podrían adaptar estas reglas para reflexionar en cómo sus palabras, acciones o inacciones se conforman a las Reglas Generales: ¿Estoy haciendo daño cuando dejo que un participante domine la discusión? ¿Estoy haciendo daño cuando hablo demasiado? ¿Estoy haciendo daño cuando me abastezco de lo que necesito del grupo, en lugar de asegurarme de que el grupo obtenga lo que necesita en nuestro tiempo juntos? ¿Es ofrecer respuestas lo mejor que puedo hacer por la clase o hay alguna otra forma en que pueda capacitar a otros para que compartan su sabiduría e ideas? ¿Qué persona del grupo podría incrementar su liderazgo como una forma de animar a otros a hacerlo también? ¿Estoy usando las ordenanzas de Dios o medios de gracias tan regularmente como lo necesito?

LOS LÍDERES DE GRUPOS PEQUEÑOS Y LOS MEDIOS DE GRACIA

¿Qué exactamente son los medios de gracia y cómo pueden ayudar a los líderes de grupos pequeños? ¡Buena pregunta! Los medios de gracia son prácticas o hábitos probados que desarrollan nuestra relación con Dios. La palabra “medios” significa aquí algo común o promedio. Estas prácticas son maneras comunes por las que los cristianos de todos los tiempos han encontrado la gracia de Dios. Los medios de gracia pueden dividirse en dos categorías que equivalen aproximadamente al Gran Mandamiento de amar a Dios (acciones de piedad) y amar al prójimo como a nosotros mismos (acciones de misericordia). Los actos de piedad se centran en nuestro amor a Dios. Esto incluye estudiar la Biblia, practicar la oración personal y grupal, la Santa Cena, el ayuno y la participación en la conferencia santa.

Las prácticas que fomentan nuestro amor hacia los demás han sido llamadas “obras de misericordia”. Estas obras también son medios para encontrar la gracia de Dios. Las obras de misericordia incluyen alimentar a los hambrientos, visitar a los prisioneros, cuidar de los enfermos, dar la bienvenida a los extranjeros y abogar por otros. Cuando actuamos con, a favor y por otras personas, nos entrenamos mejor en la habilidad de encontrar la presencia de Dios a través de otros. Estas prácticas no son medios para ganarnos el amor de Dios, sino que a través de estos medios crecemos en nuestra capacidad de amar como Dios ama, porque Dios ama a todos. Estas prácticas no requieren esfuerzos extraordinarios. Lo que exigen es intencionalidad. Los líderes de grupos pequeños deben mostrar determinación en cuanto a practicar con frecuencia los medios de gracia, a fin de crecer espiritualmente y adquirir conciencia de los problemas de límites que inevitablemente aparecerán al guiar a otros.

Para ser más específico en cuanto a cómo los medios de gracia pueden ayudar a los líderes de los grupos pequeños a ser más conscientes y crecer constantemente en la gracia, echemos una mirada a cómo el estudio de la Biblia, la oración, la Santa Cena y el ayuno pueden ser de mucho beneficio.

Lectura bíblica

El leer la Escritura devocionalmente y con otros ha sido la manera principal de encontrar a Dios. La Biblia es más que un documento antiguo. Es la Palabra viva de Dios que nos invita a un drama en el cual Dios está trabajando en el mundo y nos invita a que tomemos roles importantes en la construcción del reino de Dios. De modo que, cuando leemos la Escritura, no solo aprendemos acerca de las poderosas obras que Dios ha hecho por el pueblo de Dios y particularmente a través de Jesucristo, sino que también aprendemos de nosotros mismos. Aprendemos de nuestra naturaleza y potencial como pueblo de Dios, llamado a encarnar la presencia de Dios en el mundo. En cuanto a los líderes de grupos pequeños en particular, aprendemos acerca de nuestra falibilidad y tendencia a usar mal el poder, así como nuestra habilidad de influenciar a otros positivamente como guías en el viaje de la fe.

Las líderes de grupos pequeños deberían leer la Biblia no sólo para buscar información. Es importante leerla con propósitos devocionales personales, y también leer grandes porciones de la Biblia a fin de captar la historia más amplia. Ser una líder de un grupo pequeño no tiene que ver con ser la persona con más conocimiento de la Biblia. Cuando los líderes de grupos pequeños facilitan bien, habrá momentos cuando no tendrán respuestas o cuando algún participante se opondrá a nuestra interpretación de un texto bíblico. En lugar de entrar en un debate o ponernos defensivos, es una oportunidad para modelar la capacidad de escuchar y discernir en el grupo.

Además, según el tiempo lo permita, los líderes deben dirigir junto a los cristianos de generaciones pasadas que puedan desafiar nuestra forma de pensar limitada culturalmente. Por último, leemos el texto para ser atraídos a la historia y empezar a vivir la historia en todas nuestras relaciones. Específicamente, buscamos a Dios, el autor de la historia, a medida que leemos.

Oración

Un Segundo medio de gracia es la oración. La oración ha sido definida simplemente como el hablar con Dios. Otra definición de la oración es estar intencionalmente en la presencia de Dios (las palabras son siempre necesarias). Otra manera de definir la oración tiene que ver con la respiración. Así como Dios ha soplado en nosotros (Génesis 2), cuando oramos le devolvemos a Dios el mismo aliento en gratitud a Dios.

La oración puede tomar muchas maneras. A menudo, nuestras oraciones son intercesiones a favor de otros en necesidad. Otras veces, nuestras oraciones son alabanzas de gozo por haber sido sanados o salvados. Las oraciones pueden ser rápidos pensamientos murmurados en medio de nuestra respiración: oraciones de exhalación. Muchos usan oraciones ya impresas o usan los Salmos como guías que los ayudan a orar y expresar sus pensamientos y emociones. Algunos encuentra beneficioso repetir una frase, como “Señor Jesucristo, Hijo del Dios viviente, ten misericordia de mi pecador”, para centrar su mente en la presencia de Dios y evitar que los pensamientos se desvíen a otras cosas. Los cristianos también han usado imágenes o rosarios para concentrarse en la presencia de Dios y su gracia.

Uno puede adoptar muchas posturas físicas en la oración, y cada una puede ser de ayuda dependiendo del estado emocional de la persona: de pie con valor, de rodillas en sumisión o yaciendo postrados en humildad. No importa qué forma tome tu oración, la oración naturalmente coloca a la gente en una posición en la que podrán ser transformados por la gracia de Dios. La posición de liderazgo exige que las líderes de grupos pequeños oren con frecuencia por su propio crecimiento y el crecimiento del grupo. Los líderes con experiencia conocerán las diferentes formas de oración a fin de proveer ejemplos para el grupo y ayudar a los participantes a experimentar nuevas formas de oración.

Santa Cena

Juan Wesley, fundador del movimiento metodista, animó a la gente a que participara con frecuencia en la Santa Cena. La tradición de tomar la Comunión una vez al mes vino de un tiempo en que el pastor ordenado visitaba la iglesia una vez al mes como parte de su circuito de iglesias. Cuando la Cena del Señor se practica adecuadamente, nos ofrece un tiempo de confesión para ser convencidos de nuestros pecados y de las formas en que hayamos herido a otros sin quererlo. Más importante aún, se nos da la seguridad de que Dios nos ha perdonado y tenemos la oportunidad de recibir la sanidad misericordiosa de Dios a través del cuerpo y sangre de Cristo. La Santa Cena es un medio de encontrar la gracia de Dios, y debemos anhelar participar en ella. Sin embargo, la Comunión no debe celebrarse en el grupo pequeño sin la guía y supervisión de un anciano ordenado (pastor).

Ayuno

El ayuno es quizá el medio de gracia menos practicado y más malentendido de todos. Nuestra primera reacción al ayuno es con frecuencia negativa. Quizá hayamos visto a algunas personas empleando mal el ayuno para tratar de llamar la atención o quizá hayamos tenido que ayunar para un procedimiento médico indeseable. El ayuno se asocia primeramente con la privación de alimentos. Aunque la supresión de alimentos puede ser una práctica beneficiosa, el ayudo puede incluir otras cosas. Podemos ayunar de relaciones o actividades (pasatiempos, televisión, medios sociales, etc.) que nos dañan o que obstaculizan nuestro crecimiento en el amor a Dios. Cuando ayunamos, estamos confiando que nuestra relación con Dios es la única fuente de verdadera abundancia y satisfacción de nuestras almas. El ayuno nos recuerda que servimos al Creador y no la creación. El ayunar de vez en cuando podría ser una forma eficaz de crecer en nuestra relación con Dios. Lo importante no es qué estás ayunando o por cuánto tiempo (Mateo 6), sino que lo importante es colocarnos en la mejor situación posible para oír a Dios. Los líderes de grupos pequeños pueden practicar el ayuno de diferentes formas. Podríamos ayunar de ser los primeros en hablar en la reunión, o de tener la última palabra, o de tener todas las respuestas.

CARACTERÍSTICAS DE LOS LÍDERES MADUROS DE GRUPOS PEQUEÑOS

Con mucha frecuencia, se cree que el mejor líder de grupos pequeños es la persona con más conocimiento teológico o bíblico. Aunque ayuda tener conocimiento teológico y bíblico, la realidad es que nunca sabremos lo suficiente. Además, tan solo tener conocimiento no garantiza madurez cristiana. Quizá una visión más apropiada sea la de un discípulo maduro que está siendo formado por sus propios hábitos.

Algunos rasgos de un cristiano o cristiana madura es la humildad, esto es, el estar consciente de lo que uno sabe y no sabe, de sus fortalezas y debilidades. Otro rasgo es reconocer que necesita crecimiento para lo cual la líder usa a menudo las disciplinas espirituales. La discípula madura no sentirá la necesidad de convertir a nadie a su forma de pensar. El discípulo maduro permitirá que los participantes luchen con sus convicciones y será capaz de mencionar doctrinas específicas. Una discípula madura conoce sus limitaciones y sabe cuándo referir a un participante a que busque ayuda en otra persona más capaz, como un consejero o consejera matrimonial, terapeutas o pastores.

Esto debería aliviar la ansiedad que sufre la mayoría de las líderes de grupos pequeños, pues saben que no tienen todas las respuestas correctas y temen guiar mal a una persona. Primero, el líder de grupos pequeños debe descansar en el Espíritu Santo como el guía y maestro último. Segundo, la líder debe tener la madurez de admitir lo que no sabe o cuando no tienen claridad en algún punto. Deben saber cuándo pedir ayuda de la pastora o pastor.

Los líderes de grupos pequeños deben ser ellos mismos. Aunque es importante desarrollar habilidades (saber escuchar, hacer preguntas apropiadas, etc.), cuando uno practica las disciplinas espirituales, nos desarrollaremos naturalmente como discípulos maduros.

CONCLUSIÓN

Cuando practicamos la piedad personal y en grupo, cuando juntamos el amor a Dios con el amor al prójimo, estas prácticas se transforman en un círculo virtuoso. Al aprender a crecer en el amor a Dios, crecemos en compasión para nosotros mismos y los demás. Al aprender a amar más al prójimo, encontramos a Dios quien trabaja en el mundo. Es importante que los líderes de grupos pequeños practiquen constantemente las disciplinas espirituales para crecer como discípulos y discípulas maduras que hemos sido llamados a ser.


Este artículo originalmente fue publicado en inglés por la Junta General de Ministerios de Discipulado. Traducción y adaptación por Humberto Casanova. Contacto: recursosmetodistasunidos@umcom.org.

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