"Susanna Wesley es la madre de uno de los grandes dúos dinámicos de la historia de la iglesia, Juan y Carlos dignos hijos de tan noble madre. Ella fue la persona que se encargó de su educación y formación espiritual ", dice el Rev. Alfred T. Day III, Secretario General de la Comisión General de Archivos e Historia (GCAH) de La Iglesia Metodista Unida (IMU).
Historiadores metodistas unidos dicen los padres del movimiento Metodista deben gran parte de su éxito a su madre y la base que ella les proporcionó desde su infancia. El Rev. Day III explica que ella tenía una hoja de cálculo antes de que hubiera hojas de cálculo. Ella tenía una estructura organizativa increíble para su vestidor y cambiarse de ropa".
Nacida en 1669, Susanna Wesley era la menor de 25 hermanos/as. A los 19 años, se casó con el Pastor de la Iglesia de Inglaterra y dio a luz a 19 niños. La gestión de una casa tomó gran planificación, pero ella hizo tiempo para dedicarse y alimentar a cada niño.
Dale Patterson, Administrador de Archivos y registros de GCAH relata que Susana Wesley tenía un excepcional sentido de dedicación a su familia, “ella planificaba y apartaba al menos una hora, que bien pudo haber sido los martes a las 3 de la tarde, para dedicarse exclusivamente a su hijo Juan, por ejemplo; lo que no significaba que no le dedicara más tiempo durante el resto de la semana, sino que era el tiempo de dedicación exclusiva para él y así hacía con todos y cada uno de sus hijos.
"En la historia de vida de Susana y sus hijos, se puede apreciar esa tensión entre el evangelicanismo puritano y la tradición de la Iglesia de Inglaterra, regida por el libro de orden y oración. Era la dicotomía entre espiritualidad y sacramentalismo. Y creo que los metodistas somos mejores, más genuinos cuando vivimos ambos concepto y no solo uno de los dos”, explica el Rev. Day III.
Mucho antes de que se ordenaran mujeres al ministerio, ya Susanna reunía con frecuencia a sus amigos alrededor de la mesa de la cocina y los dirigía en oración cuando su marido estaba ausente cumpliendo con su servicio como predicador. Ella mantenía el trabajo de la parroquia en su ausencia.
Por su parte, Dale Patterson confirma que esa actitud de Susana ante el trabajo parroquial "era en realidad bastante radical para la época. Actualmente hacer un devocional familiar con amigos, es algo perfectamente normal, nada extraordinario. Pero a principios del siglo 18, era algo fuera de común. Su argumento era que no había nadie más para leer y que por el bien de las personas ella lo había hecho y lo seguiría haciendo, el resto de su vida"
Susana también defendió e impulsó la idea convencional de dejar que los laicos sirvieran como predicadores locales. Patterson describe una anécdota importante "cuando Juan comenzó a viajar en circuitos geográficos para predicar, llegó tarde a una de sus citas y encontró a un hombre laico predicando en su ausencia. Él estaba negativamente impactado, de cómo un hombre laico podía haber estado sustituyéndole en la predicación. Pero, sabes ¿quién lo retó a que viera las cosas de una manera diferente?, su madre. Él la escuchó y se dio cuenta de que este hombre estaba haciendo una muy buena labor. Eso cambió el carácter de nuestro avivamiento metodista.
"Susana Wesley hizo una gran diferencia. Y lo que ella sembró se ha mantenido vigente en la historia desde los siglos 17 y 18, hasta nuestros días, incluyendo el aporte que han significado los hijos que ella formó”, concluyó el Rev. Alfred T. Day III.
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** Traducido por el Rev. Gustavo Vasquez. Para más información contacte a recursosmetodistas@umcom.org.