Introducción
El joven Juan estaba saliendo de una tienda departamental cuando al ver que alguien estaba por entrar espero sosteniendo la puerta para que esta persona entrara. En su mente, el espero escuchar las palabras “gracias” y posiblemente ver una sonrisa, pero no fue así, en cambio recibió una mirada prepotente, como de esas que dicen “soy mejor que tu”.
¿Le ha pasado lo que a Juan? ¿A quién no, cierto? En el pasaje de hoy encontramos algo importante sobre el tema de agradecimiento, vamos a Salmos 100:4-5 y veamos lo que dice.
Lectura Bíblica:
4 Entremos por sus puertas y por sus atrios
con alabanzas y con acción de gracias;
¡Alabémosle, bendigamos su nombre!
5 ¡El Señor es bueno!
¡Su misericordia es eterna!
¡Su verdad permanece para siempre!
Fundamento Bíblico
Este Salmo 100 es acreditado a David y es uno de los pocos con un título de agradecimiento. Se cree que este salmo se cantaba de camino al templo. Note el versículo 4: “Entremos por sus puertas y por sus atrios con alabanzas y con acción de gracias; ¡alabémosle, bendigamos su nombre!”. Este es un salmo procesional, es decir, los judíos marchaban en procesión y cantaban este salmo. El salmo dice “por sus puertas” refiriéndose al momento en que al procesionar y cantar el salmo estaban entrando al templo.
Si bien el templo en el tiempo antiguo tenía un significado muy importante, encontramos que el salmista invita al pueblo a entrar por las puertas del templo con acción de gracias. Es decir, lo primero que debía de hacer la persona al entrar al templo de Dios era dar gracias. Pero esto era algo que en la procesión ya venían preparando. ¿Puede imaginarse a la procesión en su camino al templo recordar las cosas por las que estaban agradecidas? Paso que daban, paso que recordaban que Dios los cuido, avanzaban más y hacían memoria de que ese año Dios proveyó en la necesidad, o tal vez recordaron el nacimiento del nuevo miembro de la familia, de manera que al entrar por las puertas había gratitud. ¿Qué interesante manera en que el pueblo de Dios llegaba al templo con agradecimiento?
Durante esta temporada de Acción de Gracias, le animamos a usted y a su congregación a reflexionar sobre la gratitud con esta serie devocional de cuatro partes durante su próximo estudio bíblico.
- Parte 1: Un procesional de agradecimiento
- Parte 2: Agradecidos en toda situación
- Parte 3: Alabar es dar gracias
- Parte 4: Ofrecer es agradecer
Fundamento Practico
¿Pero, qué de nosotros? Llega el día domingo y nos disponemos ir a la iglesia, la semana estuvo muy ocupada que de hecho nos quedaron cosas pendientes, los niños se levantaron a la fuerza, el perro entro descontrolado a la casa después de salir a la yarda, y pareciera que nuestra procesión al templo en lugar de ser esa procesión maravillosa como la del salmo 100, es más bien una batalla de logística en la que intentamos hacer que todo mundo esté listo para llegar al servicio a tiempo.
Recuerdo de una mujer de la iglesia que una ocasión dijo, “Pastor, yo desde el sábado en la noche me preparo alistando la ropa de todos, de hecho, ya sé que haré de desayuno para que el domingo en la mañana al prepararnos para ir a la iglesia no tengamos inconvenientes.
El pasaje de hoy nos deja una excelente enseñanza sobre nuestra procesión al templo. De manera que en medio de todas las cosas que tenemos que hacer para ir al templo, sea bañar a los niños, hacer el desayuno, terminar un pendiente de trabajo, o hacer el ultimo repaso de la clase de escuela dominical, tomemos un tiempo para recordar las cosas que Dios hizo en nuestras vidas. De manera que, en nuestro “procesional” al templo haya gratitud en nosotros. Así es, hoy en día podemos tener nuestro propio procesional familiar o individual cuando vamos a la iglesia, vayamos en auto, caminando o en autobús. Para que, al ir al templo, hagamos un tiempo en el que pensemos en las cosas por las estamos agradecidos con Dios, de manera que al llegar a la iglesia ya haya gratitud en nosotros.
Entonces, entremos al templo de Dios no con distracciones, sino con una actitud de agradecimiento, no entremos a la iglesia terminando la discusión que comenzó en el desayuno, pero con una actitud de agradecimiento, no pensando en los pendientes de trabajo con un rostro preocupado, pero con una sonrisa que le diga a Dios “estoy agradecido”.
Ahora, hay ocasiones en que por causas mayores no podemos ir físicamente al templo a agradecer a Dios, pero eso no significa que no podamos “entrar” a la presencia de Dios con agradecimiento. John Wesley, en su comentario bíblico sobre 1 Tesalonicenses 5:16-18 escribió lo siguiente: “La acción de gracias es inseparable de la verdadera oración; está casi esencialmente conectada con ella”. Hay personas que por ciertas razones no tienen la posibilidad de asistir a la iglesia, sin embargo, es en oración en que podemos entrar por sus puertas con agradecimiento.
Preguntas
- ¿Si fuera hoy a la iglesia o fuera a Dios en oración, porque cosas estaría agradecido?
- ¿Cuál será su procesional de ahora en adelante?
Conclusión
Entonces, cada domingo haga su procesional, y no permita que las cosas de la vida le quiten la bendición de llegar con agradecimiento a la iglesia. Así que, cada vez que vaya a adorar y entre por las puertas del templo, llegue con agradecimiento. Haga de este procesional un hábito, tal vez al inicio le costara hacerlo parte de su rutina dominical, pero con persistencia y la ayuda de Dios lo podrá lograr.
El Rev. Dr. David Rangel es pastor en la Conferencia Norte de Texas de la Iglesia Metodista Unida. Obtuvo su Maestría de Divinidades y su Doctorado en Ministerio de la Escuela de Teología Perkins de Southern Methodist University. Además del pastorado, dirige su propio grupo coaching Momentum el cual entrena a pastores e iglesias en el tema de predicación, discipulado, liderazgo y estrategias ministeriales. Tambien se unió a la facultad de maestros de la Escuela Regional del Curso de Estudio de la Escuela de Teología Perkins. Está casado con su esposa Liliana desde el 2011, y juntos tienen dos hijas, Emma Olivia y Camila Michelle. Sus dos pasajes favoritos son Jeremías 29:11 y Colosenses 3:23.